Tal vez ya no quede nada que decir.
Mejor será
gemir gritando en soledad.
Perros, ratas, buitres y demás bestias, por favor
reciten mis poemas,
salvajes palabras que no digan
avisperos afilados que no corten
la llamada de un silencio callado nunca.
Pero siguen sobrando los lamentos,
siguen sobrando bocas
deplorables muecas, desdentadas
por morder el beso que jamás probaron,
por tragarse el ansia del deseo insulsa
y muchas otras bocas que casi nunca comen.
El dolor es queja, y a decir verdad
siempre se miente.
El sufrimiento existe
con un sonido más corpóreo que la vida.
Todo él es estruendo, todo bramido,
todo crujir, todo un aullar de truenos furibundos.
El resto caerá tras su embestida
y se deshará en fragmentos que retumben inefables
con macabra sinfonía.
No. Ya no queda nada que decir.
Lo mejor será callarse.
Eduard Gómez Vidal
Yo todo lo que te tenía que decir te lo he dicho antes…
me encanta.
No dejas de sorprenderme, compañero. En este caso, además de con unos buenos versos, con también una buena carga de filosofía. Al principio he pensado que tal vez era yo que me lo imaginaba, pero no. Me refiero, sobretodo, a estos dos versos:
“El sufrimiento existe
con un sonido más corpóreo que la vida.”
Efectivamente me he estado un buen rato pensando la frase y, realmente, tiene sentido porque como nos dices el dolor el algo que sí se puede sentir plenamente (empíricamente), pero en cambio la vida no, sino que es solo un concepto abstracto. Sorprendentemente muy acertado y muy poético a la vez. Como siempre me gusta.
La única cosa que te voy a rebatir, eso sí, son los encabalgamientos los cuales, a mi parecer, son muy forzados o muy rompedores; demasiado para mi. No sé, ya lo hablaremos, si quieres.
¡Nos vemos compañero!
Max
Coincido con Max en dos versos tremendos que a modo de resumen del poema, despuntan de lo demás.
“El sufrimiento existe
con un sonido más corpóreo que la vida.”
Sufrimiento y vida forman parte de un todo poliédrico. Incidir en las caras a las que incomoda mirar tiene un valor especial.